-Mi amor... podés venir para acá un segundo, tenemos que hablar.- dijo ella con voz macabra. Inocentemente, él accede al malintencionado pedido.
-¿Decime, Euge, que pasa? ¿Estás bien?
-Si, no mi amor...- respiraba muy nerviosamente, le costaba hablar- ¿con quién hablabas más temprano?
-Te dije amor, un tema del laburo, te pido perdón pero te juro que este verano me tomo un mes y nos vamos a donde vos quieras.
-No, esa llamada no, cuando yo llegué vi por la venta que estabas hablando con alguien por el celular y cuando entré cortaste, ¿quién era?
-Ah ese era... em... Ricky, que quería que nos juntemos con los chicos el sábado.
-¿Y porqué cortaste, eh?- empezó a impacientarse ya.
-No, porque te quería saludar y ya había...
-¿Vos te creés que soy estúpida? ¿QUE NO ME DOY CUENTA? ¡¿PARA QUÉ MIERDA COMPRAMOS ESTA PUTA CASA SI VOS VAS A IRTE POR AHÍ Y HACER LO QUE SE TE CANTA?!
-No, Eugenia, te estás equivocando, me parece que mejor hablamos en otro momento.-decía mientras iba encarando hacia afuera del cuarto tratando de escapar de uno de esos peligrosos cambios de humor de su pareja.
-¡No, vení para acá!- lo seguía ella, cada vez más nerviosa.-¿A QUIÉN LLAMASTE HIJO DE PUTA? ¿COMO SE LLAMA? ¿LA CONOZCO?
-Dejá de decir estupideces, mi amor, si sabés que yo te-
-CALLATE CARADURA, LOS VÍ AHÍ SOLOS, TE SEGUÍ CON EL AUTO.- lo interrumpió ella mientras salían ambos, cazador y cazado, por la puerta del jardín de atrás.
-No mi amor, tranquilizate, ¿está bien? ¿Porqué no entramos y seguimos la conversación tranquilos aden-PARÁ EUGENIA, ¡ES PELIGROSO ESO!
-ENCIMA QUE ME BANCO TUS PELOTUDECES, QUE NO TENGAS GUITA, QUE VENGAS SIEMPRE EN PEDO O DE LA CABEZA DESPUÉS DE TOCAR, ¿ASÍ ME LO PAGÁS?- gritaba mientras corría hacia su presa con arma en mano.
-¡Por favor!¡CUIDADO CON EL HACHA EUGENIA!
El hombre observó callado y esuchó a la inestable mujer al resbalar en el barro, el golpe seco de la caída y un grito agudo penetrante como nada.